Jugar el Old Course de St. Andrews en la final de un grande del circuito femenino es todo un desafío. Jugarlo en un día ventoso, con rachas de viento inconstantes e impredecibles aumenta la dificultad del que se considera es la cuna del golf. Jugar por segunda vez los 18 hoyos en el mismo día, un examen que solo pueden superar algunas jugadoras.
En la final del British Open femenino no hemos visto la agresividad de las primeras jornadas, ni las tarjetas exentas de errores. Ni tan siquiera la mejor jugadora del mundo, Inbee Park, ha podido superar los obstáculos y las inclemencias meteorológicas. La surcoreana, lejos de los puestos de cabeza al inicio del día, y con 36 hoyos por disputar, elegía como estrategia una agresividad que le costaría nueve bogeys y un doble bogey al finalizar el día.
Morgan Pressel supo capear las circunstancias y entregaba una tarjeta de 71 golpes, y se convertía en la jugadora a alcanzar con -9. Seis jugadoras a dos golepes de Pressel se iban turnando posiciones, Hee Young Park, Na Yeon Choi, Suzann Pettersen, Miki Saiki y Stacy Lewis.
Una Stacy Lewis que ya sabía que era ganar un grande, Kraft Nabisco Championship 2011, y manteniendo un nivel, cuatro victorias en 2012 y otras 2 en 2013, frente a la nueva rompedora de estadísticas asiática, Inbee Park.
Lewis ha planteado en la final del Women’s British Open un plan basado en la filosofía de mantener la posición y actuar con mucha cautela, y mucho más con el viento presente. Y si aparecía el error, compensarlo en el siguiente hoyo. Así los dos bogeys del 2 y 4, los compensó con birdies en el 6 y 7. Los errores del 11 y 12 tenían como respuesta birdie en el 14… hasta que llegó al 17, el verdugo de la última jornada en St. Andrews, donde las mejores jugadores se enfrentaron a un examen muy duro. Stacy cumplía con birdie y se encaminaba al 18, donde la victoria la esperaba tras un putt de unos ocho metros.