Tiger vence al Blue Monster y suma su segunda victoria de la temporada

Tiger Woods ha dado una lección de cómo ha de jugar un profesional para poner punto y final a una competición como el Cadillac Championship, su 76ª victoria en el PGA Tour. Salía del tee del uno con una ventaja de cuatro golpes sobre su más siguiente competidor, una distancia considerable si el jugador a alcanzar no es Tiger. Con esta ventaja, el resto de golfistas saben que juegan por un segundo puesto, lo que hace aumentar las jugadas arriesgadas y forzar el juego, lo que conlleva errores y una ventaja para el extraordinario estratega que es Woods.

Tiger no mejoró los números de los días anteriores, promediaba ocho birdies por vuelta, ni rompería su record personal de 28 en cuatro días, simplemente jugaría para ganar, pero sin cometer errores. Tres birdies y ni un solo desliz en la ronda final era el resultado del californiano para alzarse con el triunfo.

Steve Stricker no cayó en el juego forzado para alcanzar a su compatriota. Su experiencia, y el conocer bien al rival que tenía por delante, le sirvió para jugar sin presión, sabedor de que desplegando un juego controlado tendría más opciones de alcanzar la segunda plaza. y así fue, el veterano norteamericano quedó a dos golpes de Tiger, seguido por Adam Scott, Graeme McDowell y Phil Mickelson que compartían tercera plaza con un Sergio García exultante.

Las críticas al número uno, Rory McIlroy fueron bien acalladas por el mismo. En tres jornadas, el joven noirlandés había cometido doce bogeys y un doble bogey, que sumado al abandono del juego en la última competición, hicieron saltar todas las alarmas. En la última ronda, McIlroy entregaba una tarjeta con 65 golpes, que le sitúa en octava posición del torneo disputado en el Blue Monster de Doral.

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